Teherán, 26 de junio de 2025 | Redacción internacional
Autoridades iraníes afirmaron este jueves que el reciente ataque militar liderado por Estados Unidos contra sus principales instalaciones nucleares no provocó riesgos radiológicos ni daños irreparables, debido a que el material nuclear había sido evacuado previamente de los sitios impactados.
Según reportes de medios estatales, las reservas de uranio enriquecido fueron retiradas antes del bombardeo que afectó los complejos de Natanz, Isfahán y Fordo, ubicados en distintos puntos estratégicos del país. El subdirector de la Radio y Televisión Estatal, Hassan Abedini, aseguró que “no quedaba allí ningún material que, de ser atacado, pudiera causar radiaciones o daños a los ciudadanos”.
Sistema de Seguridad Nuclear descarta contaminación
El Centro del Sistema Nacional de Seguridad Nuclear de Irán informó que ninguno de sus sensores ha detectado niveles de contaminación radiológica, lo que indicaría, por el momento, la ausencia de riesgo para la población civil cercana a los emplazamientos atacados.
En un comunicado oficial, el organismo calificó los ataques como una violación del derecho internacional, en particular del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), del cual Irán es signatario activo.
Reacciones desde Qom y contraste internacional
Un diputado iraní que representa a la provincia de Qom, donde se ubica la instalación de Fordo —considerada la más protegida por encontrarse dentro de una montaña—, minimizó los efectos del bombardeo, al asegurar que “el principal impacto fue en una sección de tierra” y que los daños son reparables.
No obstante, estas declaraciones contrastan con versiones ofrecidas por fuentes internacionales y analistas occidentales, que indican que la infraestructura subterránea de las plantas habría sufrido daños severos, especialmente en Fordo, objetivo clave que hasta ahora no había sido alcanzado por ataques previos.
Contexto del ataque
El ataque fue confirmado por el expresidente estadounidense Donald Trump, quien indicó que se trató de una operación conjunta con Israel, en la que se utilizaron bombarderos B-2 Spirit, capaces de transportar bombas perforantes de alta potencia, diseñadas específicamente para destruir búnkeres subterráneos.
Trump aseguró que la planta de Fordo fue “completamente destruida”, versión que aún no ha sido verificada por organismos internacionales, como el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), cuyos inspectores no han emitido un informe técnico independiente sobre el estado actual de las instalaciones.
Tensión y consecuencias regionales
Mientras tanto, la tensión en el Medio Oriente sigue escalando. Las autoridades iraníes han advertido que cualquier nueva agresión será considerada un acto de guerra, y podrían tomar represalias contra bases militares estadounidenses en la región, así como contra infraestructura estratégica energética.
Por su parte, el Kremlin expresó su condena a lo que calificó como una “agresión no provocada” y reafirmó su apoyo a Teherán, lo que añade un componente geopolítico de mayor complejidad al conflicto.
A medida que las partes involucradas mantienen posturas encontradas, el riesgo de una escalada regional o global se mantiene latente. Mientras Irán niega daños relevantes, otros actores siguen evaluando el alcance real de la ofensiva y sus posibles implicaciones en la seguridad y estabilidad mundial.

