Expresidente de Colombia Álvaro Uribe enfrentará 12 años de arresto domiciliario por caso de manipulación de testigos

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El expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez ha sido condenado a 12 años de arresto domiciliario, tras un proceso judicial por el caso de presunta manipulación de testigos. Esta decisión marca un hito en la historia política y judicial de Colombia, al tratarse del primer exmandatario del país en recibir una condena por delitos cometidos tras su paso por la presidencia.

El fallo fue emitido por un tribunal en Bogotá, luego de una extensa investigación iniciada en 2018. La corte determinó que Uribe incurrió en obstrucción a la justicia y soborno de testigos, al intentar desacreditar a exparamilitares que lo vinculaban con la creación y financiación de grupos armados ilegales durante sus años como político regional y luego como presidente (2002-2010).

El caso se remonta a una denuncia interpuesta por el propio Uribe contra el senador Iván Cepeda en 2012, acusándolo de presuntamente manipular testimonios en su contra. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia no solo desestimó las acusaciones de Uribe, sino que abrió una investigación contra él por supuestos intentos de alterar el testimonio de testigos claves que hablaban de sus presuntos vínculos con el paramilitarismo.

Entre los principales elementos probatorios se encuentran interceptaciones legales a comunicaciones del exmandatario y testimonios de varios exparamilitares, quienes señalaron haber sido contactados a través de intermediarios cercanos a Uribe con el objetivo de cambiar sus declaraciones. Según la Fiscalía, hubo una estrategia coordinada para manipular al menos a tres testigos relevantes.

Durante el proceso, Uribe negó todos los cargos y alegó ser víctima de una persecución política. Sin embargo, los jueces concluyeron que existía evidencia “consistente y reiterada” de que el exmandatario no solo estuvo al tanto de las actividades de presión a los testigos, sino que también habría avalado dichas tácticas mediante el uso de su poder e influencia política.

La sentencia establece que Uribe deberá cumplir la condena en su residencia en Rionegro, Antioquia, bajo estrictas restricciones de comunicación y movilidad, así como sometido a vigilancia electrónica. El tribunal subrayó que la naturaleza de los hechos y su alta investidura como presidente agravan la responsabilidad penal, al reflejar un uso indebido del poder para evadir responsabilidades judiciales.

Las reacciones ante el fallo han sido diversas. Mientras sectores opositores lo ven como una muestra de independencia del sistema judicial colombiano, simpatizantes del expresidente han calificado la decisión como injusta y motivada políticamente. Varios líderes del partido Centro Democrático, fundado por Uribe, expresaron su respaldo y anunciaron que apelarán la sentencia.

En el plano nacional, la condena podría reconfigurar el panorama político colombiano, en particular de cara a las próximas elecciones regionales y legislativas. A su vez, representa un mensaje contundente sobre los límites del poder político y la responsabilidad jurídica de los exmandatarios.

Internacionalmente, organizaciones de derechos humanos y observadores políticos han seguido de cerca el caso, considerando que podría sentar un precedente para el fortalecimiento del estado de derecho en Colombia y otros países de la región con antecedentes de impunidad entre altos funcionarios.

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StayTV Reporter
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