Los alimentos ultraprocesados, esos bocadillos irresistibles que parecen tan prácticos y sabrosos, esconden una sombra en su atractivo. Detrás de cada mordida crujiente o trago dulzón, se ocultan riesgos silenciosos para la salud que se acumulan con el tiempo: obesidad, enfermedades cardiovasculares e incluso ciertos tipos de cáncer. Aprender a leer las etiquetas con ojo crítico, modificar los hábitos de compra y escoger mejor los momentos para saborear un antojito son pasos clave para devolverle el equilibrio a tu vida alimenticia.
En 2022, la prestigiosa revista científica American Journal of Clinical Nutrition publicó un revelador estudio que analizó los patrones de alimentación de 40,937 adultos estadounidenses entre 2001 y 2018. El hallazgo fue impactante: para 2018, el 57% de las calorías diarias provenían de alimentos ultraprocesados. Un consumo silencioso, pero habitual, que amenaza nuestra salud sin que lo notemos. Hoy, el Dr. Wei Shihang, de la Clínica Shunri, nos acompaña en un viaje para descubrir al encantador pero peligroso protagonista de nuestras despensas: el alimento ultraprocesado. ¿Lista para conocerlo de cerca y cuidar tu bienestar?
1. Clasificación sensorial de los alimentos ultraprocesados
¿Qué es exactamente un alimento ultraprocesado? La Universidad de São Paulo, en Brasil, propuso en 2009 un sistema conocido como clasificación NOVA, que agrupa los alimentos y bebidas en cuatro categorías según su nivel y propósito de procesamiento:
- Nivel 1: Alimentos sin procesar o mínimamente procesados
Frutas jugosas, verduras frescas, legumbres tiernas, pescado del día, huevos de granja o carne sin aditivos. Han pasado por procesos mínimos como cortar, cocinar al calor suave, moler, hornear artesanalmente, deshidratar o congelar sin aditivos.
- Nivel 2: Ingredientes culinarios procesados
Aquí encontramos los básicos de nuestras cocinas: mantequilla, harina, sal de mar o una salsa de soya artesanal, todos derivados de los alimentos del primer grupo mediante refinación o prensado. Sirven como complemento en la cocina tradicional.
- Nivel 3: Alimentos procesados
Producto de combinar alimentos de los dos grupos anteriores con conservantes o procesos para mejorar su durabilidad: panes de receta corta, vinos robustos, vegetales o frutas enlatadas. Una fusión de tradición con tecnología alimentaria.
- Nivel 4: Alimentos ultraprocesados
Son creaciones de laboratorio con fórmulas diseñadas industrialmente, combinando insumos con aditivos para impulsar sabor, textura y duración. Incluye gaseosas dulzonas, snacks empacados, congelados listos en microondas y más. Típicamente cargados de grasas, azúcares y sodio, seducen los sentidos pero pueden alejarnos del bienestar.
La Universidad de São Paulo introdujo la clasificación NOVA en 2009, que agrupa los alimentos según su naturaleza y propósito de procesamiento. (Imagen/Clínica Shunri)
2. Ver para creer: ¿qué revelan los estudios?
El reconocido experto en obesidad del NIH, Dr. Kevin Hall, lideró un estudio fascinante sobre los efectos de estos alimentos. Reunió a 20 adultos con peso estable, dividiéndolos en un grupo que consumía alimentos ultraprocesados y otro con alimentos naturales.
Ambos grupos ingirieron comidas con igual cantidad de calorías y nutrientes, pero con libertad para elegir cuánto consumir. ¿El resultado? Quienes comieron ultraprocesados ingirieron en promedio 500 kcal más al día, comieron más rápido y subieron casi 1 kg en dos semanas. El motivo: estos productos aumentan la grelina (hormona del hambre) y reducen la leptina (saciedad), haciéndonos comer más… sin notarlo.
Nuevas investigaciones afirman que el exceso de ultraprocesados podría vincularse con 32 enfermedades graves, como diabetes tipo 2, afecciones cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y hasta trastornos del ánimo. El consumo elevado puede aumentar el riesgo de muerte cardiovascular en un 50% y de padecer ansiedad o desequilibrios mentales hasta un 53%.
En comentarios editoriales, expertos proponen que organismos internacionales como Naciones Unidas regulen estas industrias con el mismo enfoque que el tabaco, dada su capacidad de dañar múltiples sistemas del cuerpo humano de manera integral.
El consumo excesivo de alimentos ultraprocesados se ha ligado a un espectro de 32 enfermedades, que van desde dolencias cardíacas hasta afecciones mentales. (Imagen/Clínica Shunri)
3. ¿Por qué son tan adictivos?
- El punto de éxtasis
Los productores y expertos crean combinaciones matemáticamente probadas de azúcar, grasa y sal para explotar el «punto de placer» perfecto: ese momento en que no puedes parar de comer. Estas fórmulas activan los sistemas de recompensa del cuerpo liberando dopamina, el químico de la felicidad, haciendo que quieras más… una y otra vez.
- Influencia social
Su conveniencia, bajo costo y larga vida útil los hacen estrellas de supermercados y hogares. A esto se suman campañas publicitarias brillantes que transforman fiestas, fiestas patrias e incluso una noche de películas en una excusa para acompañarlas de papas fritas, dulces o bebidas azucaradas. El marketing no solo vende productos, sino también emociones y rituales culturales.
Su diseño estimula con rapidez a tu sistema nervioso, lo que intensifica la sensación de adicción. Combinado con una cultura de consumo altamente influenciada por la publicidad, elevan su presencia en nuestra dieta diaria. (Imagen/Clínica Shunri)
4. Tres claves para alejarte sutilmente de los ultraprocesados
- Transforma tu forma de comprar
Evita tiendas por departamentos o supermercados y elige mercados locales, verdulerías o carnicerías, donde la oferta es intuitivamente más saludable. Haz una lista planificada y evita llenar el carrito con antojos de última hora.
- Redefine cuándo y cuánto
En vez de prohibirte los snacks, elige momentos especiales para disfrutarlos, como un viaje o una reunión casual. Al limitar su presencia constante en casa, reduces la tentación continua y transformas su consumo en una experiencia más deliciosa y consciente.
- Lee con los ojos bien despiertos
Revisa minuciosamente las etiquetas. Si eliges papas fritas, que sean al natural. Evita etiquetas llenas de ingredientes artificiales o azúcares añadidos. Incluso productos saludables como la leche de avena o las bebidas de nuez pueden contener aceites inflamatorios y dulces añadidos sin necesidad.
Disfrutar de la comida es parte de una vida plena. Pero si acompañamos ese placer con conciencia y elecciones inteligentes, el cuerpo agradecerá sutilmente cada bocado.
Cambiar tu entorno de compras y tus hábitos puede ayudarte a liberarte del ciclo de los ultraprocesados. (Imagen/Clínica Shunri)
Artículo originalmente publicado por Clínica Shunri. No se permite su reproducción sin autorización.
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