San José — En los últimos días, Taiwán ha intensificado su preparación defensiva mediante la implementación de ejercicios militares más notables en la vida cotidiana de su población. Estas maniobras, que anteriormente se realizaban de manera discreta o en zonas militares restringidas, ahora incluyen simulacros visibles en centros urbanos, hospitales y estaciones de transporte. Las autoridades taiwanesas aseguran que esta medida busca reforzar la conciencia cívica y aumentar la preparación ante una posible emergencia, en medio de crecientes tensiones con Pekín.
En medio de un entorno geopolítico cada vez más complejo, con China incrementando su presión militar y diplomática sobre la isla, el Ministerio de Defensa de Taiwán ha adoptado un enfoque más abierto y participativo en su estrategia de defensa civil. Durante esta semana, por ejemplo, se realizaron ejercicios de evacuación en distritos céntricos de Taipéi, con participación activa de estudiantes, personal de salud y autoridades locales.
Según explicaron voceros del gobierno, los simulacros incluyen prácticas de refugio antiaéreo, coordinación entre equipos de emergencia, manejo de heridos y comunicación ante posibles bloqueos o ataques cibernéticos. Estos escenarios fueron planificados con detalle para que reflejen posibles situaciones reales que podrían presentarse en caso de una escalada del conflicto con China.
El ministro de Defensa, Chiu Kuo-cheng, señaló en conferencia de prensa que “incrementar la visibilidad de estos ejercicios no solo mejora nuestra capacidad de respuesta, sino que también envía una señal clara de determinación y unidad a la comunidad internacional”. Agregó que el objetivo es que cada ciudadano sepa qué hacer en momentos de crisis y cómo colaborar con las instituciones encargadas de la seguridad nacional.
Por su parte, analistas internacionales consideran que esta estrategia forma parte de un esfuerzo más amplio para fortalecer la resiliencia de la sociedad taiwanesa frente a una posible intervención militar por parte de China, que considera a Taiwán una provincia rebelde. En los últimos dos años, Pekín ha intensificado sus patrullajes aéreos alrededor de la isla y ha multiplicado los ejercicios navales en el estrecho de Taiwán, lo que ha generado alarma tanto en Taipei como entre sus aliados, incluidos Estados Unidos y países del sudeste asiático.
La respuesta ciudadana ha sido, en general, positiva. Muchos residentes de Taipéi entrevistados por medios locales manifestaron su respaldo a las nuevas políticas, aunque algunos expresaron preocupación por el temor que podría generar entre los más jóvenes. Aun así, expertos en seguridad destacan que familiarizar a la población con posibles escenarios de crisis puede jugar un papel fundamental para reducir el caos en situaciones reales y salvar vidas.
En este contexto, Taiwán también ha fortalecido su cooperación con aliados internacionales. En junio, funcionarios taiwaneses participaron en talleres conjuntos con expertos de Japón y Estados Unidos sobre gestión de crisis y defensa civil. Estos intercambios buscan mejorar la interoperabilidad y el apoyo mutuo ante posibles contingencias regionales.
Con el aumento de la presencia militar china en los alrededores de la isla y un clima político cada vez más polarizado, Taiwán parece decidido a no solo fortalecer su aparato de defensa, sino también a asegurar que su población esté preparada para enfrentar cualquier eventualidad. Aunque aún se apuesta por una solución diplomática, el giro hacia una defensa más visible y participativa marca un momento significativo en la evolución de la estrategia de seguridad nacional de la isla.

