Washington, D.C. — La reciente destitución de la directora de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos (Bureau of Labor Statistics, BLS), Erika McEntarfer, ha generado polémica en los círculos políticos y económicos tanto dentro como fuera del país. Mientras la Casa Blanca defiende la medida, críticos acusan a la administración Trump de socavar la confianza pública en los datos económicos oficiales, pieza clave para las decisiones políticas y financieras.
Funcionarios de la administración afirmaron que el despido de McEntarfer responde a un “cambio estratégico necesario para garantizar una mayor alineación con las prioridades económicas del ejecutivo”. Sin embargo, no detallaron cuáles serían esas prioridades ni explicaron si hubo irregularidades por parte de la funcionaria.
McEntarfer, reconocida por su trayectoria técnica y su compromiso con la transparencia, lideraba desde hace dos años la entidad encargada de producir estadísticas clave sobre empleo, desempleo y salarios en Estados Unidos. Su salida se produce en un contexto de incertidumbre económica, avivado por las tarifas impuestas por la Casa Blanca a importaciones clave provenientes de países como China, México y varios socios europeos.
Expertos en economía y exfuncionarios del gobierno expresaron preocupación por el impacto institucional que puede tener la remoción abrupta de una figura considerada independiente. “Estas decisiones politizadas comprometen la objetividad de los datos económicos y debilitan la percepción pública de su fiabilidad”, indicó Nancy Altman, analista de políticas laborales en Washington.
En el Congreso, legisladores demócratas y algunos republicanos moderados solicitaron abrir una investigación para esclarecer los motivos del despido. Argumentan que la integridad de las estadísticas laborales es fundamental para que tanto los mercados financieros como el Congreso puedan tomar decisiones informadas.
Este episodio se suma a otras acciones del presidente Donald Trump que han causado tensión con órganos técnicos y de control institucional. Las tarifas comerciales, en particular, han generado turbulencias económicas y han sido criticadas por afectar sectores clave, incluidos los agrícolas y manufactureros.
Desde Costa Rica, analistas locales destacan que los cambios en la política económica de Estados Unidos pueden tener efectos indirectos en la región centroamericana. “Estados Unidos continúa siendo un socio comercial crucial. Si su economía entra en una fase de inestabilidad, podría afectar nuestras exportaciones y el empleo en varios sectores, especialmente en la industria textil y de dispositivos médicos”, comentó Rodrigo Barquero, economista del CINPE.
Por ahora, no se ha anunciado quién reemplazará a McEntarfer en la dirección del BLS. Mientras tanto, persiste la incertidumbre sobre el rumbo económico que tomará el gobierno estadounidense en un año electoral clave.
El desarrollo de esta situación será seguido de cerca tanto por actores locales como internacionales, que observan con atención cómo se redefine el papel de las instituciones técnicas en el marco político actual de Estados Unidos.