El presidente Donald Trump volvió a la carga contra Goldman Sachs este martes, instando al director ejecutivo David Solomon a contratar “un nuevo economista” días después de que los principales economistas del banco publicaran un informe que indica que los aumentos de precios generados por aranceles serían asumidos en gran parte por los consumidores.
La controversia se desató tras la difusión del estudio de Goldman Sachs, en el que sus analistas sostienen que los costos de mayores aranceles se trasladarán mayoritariamente a los hogares en forma de precios más altos. Trump reaccionó en su red social Truth Social: “Tariffs have not caused Inflation, or any other problems for America, other than massive amounts of CASH pouring into our Treasury’s coffers,” y agregó que “David Solomon and Goldman Sachs refuse to give credit where credit is due.” En español, el presidente afirmó que los aranceles no han causado inflación y que solo han traído grandes sumas de efectivo a las arcas del Tesoro.
El choque subraya la persistente tensión entre responsables políticos que defienden medidas proteccionistas y el sector financiero, donde muchos analistas advierten sobre los efectos redistributivos de los aranceles. Economistas independientes suelen señalar que, aunque los aranceles pueden proteger temporalmente industrias locales o aumentar ingresos fiscales, también actúan como un impuesto indirecto sobre consumidores y empresas que afrontan materias primas y productos importados más caros.
El intercambio también refleja la carga política que puede acarrear la interpretación pública de estudios técnicos. Para Trump, que ha promovido aranceles como herramienta central de su política comercial, la conclusión de que los consumidores asumirían la mayor parte de esos costos contraviene su narrativa sobre los beneficios netos de la medida. La petición de reemplazar a un economista en la cúpula de Goldman Sachs no es solo una crítica técnica, sino un reclamo público sobre la responsabilidad de las grandes instituciones financieras en el debate económico.
Analistas consultados en otros espacios han apuntado que la discusión sobre quién paga realmente los aranceles depende del grado de competencia en los mercados, la elasticidad de la demanda y la estructura de las cadenas de suministro. Si los productores extranjeros o las empresas nacionales absorben parte del costo, el impacto directo sobre los consumidores podría mitigarse; sin embargo, en muchos casos la carga sí termina repercutiendo en los precios minoristas.
El episodio podría tener efectos en la percepción pública de Goldman Sachs y en la relación entre el Ejecutivo y la comunidad financiera. Para los consumidores, la discusión reaviva preocupaciones sobre el poder adquisitivo y la incidencia de políticas comerciales en la canasta básica. En el plano político, el choque alimenta el debate sobre la conveniencia de los aranceles como instrumento económico y su consecuencia real en la inflación y el bienestar de los hogares, un tema que probablemente siga siendo objeto de controversia entre responsables políticos, economistas y mercados.