Eliminar colorantes sintéticos mejora la calidad de la dieta

By Ryan
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Eliminar colorantes sintéticos de la dieta no solo responde a temores por posibles riesgos de cáncer o trastornos neuroconductuales, también representa un beneficio directo para la salud pública al reducir el consumo de alimentos ultraprocesados.

En Estados Unidos, el debate tomó fuerza con medidas concretas en California: en 2023 se prohibió el uso del rojo No. 3 y en 2024 se vetaron seis tintes en los alimentos escolares. A partir de entonces, al menos 25 estados han presentado iniciativas similares, algunas ya transformadas en ley. El tema dejó de ser únicamente científico para convertirse también en una discusión política y económica, pues obliga a la industria a reformular recetas o modificar etiquetado.

Colorantes sintéticos ligados a ultraprocesados

Nutricionistas y especialistas en salud pública advierten que los tintes artificiales están concentrados en productos ultraprocesados como bebidas azucaradas, cereales comerciales, golosinas y comidas rápidas. Estos alimentos, además de colorantes, contienen altos niveles de azúcares, sodio y grasas saturadas. Reducir o eliminar los tintes implica, de manera indirecta, evitar productos con “calorías vacías” y mejorar la calidad general de la dieta.

Riesgos y evidencias científicas de los colorantes sintéticos

Estudios recientes han vinculado algunos colorantes sintéticos con hiperactividad o problemas de atención en la infancia, así como con señales preocupantes en experimentos con animales que sugieren riesgo carcinogénico. Aunque la evidencia varía según el compuesto y la dosis, la presión regulatoria ha aumentado por el principio de precaución y la necesidad de proteger a la población más vulnerable: los niños.

Impacto en la industria y familias

La transición no ha sido sencilla. Pequeñas y medianas empresas han debido invertir en ingredientes naturales, mientras que grandes fabricantes ya lanzan líneas “sin colorantes artificiales” para no perder mercado. Para escuelas y familias, el cambio ha significado ajustes, pero también la oportunidad de acceder a productos con menos aditivos. Consumidores que migran a estas opciones reportan una dieta más cercana a alimentos frescos y variados.

Retos y perspectivas

Especialistas advierten que quitar tintes no soluciona todo. Algunos productos sustituyen los colorantes por azúcares u otros aditivos, y los precios pueden aumentar en el corto plazo. Sin embargo, el impacto a largo plazo dependerá de políticas integrales que incluyan educación nutricional, etiquetado claro y acceso a alimentos frescos.

Para las familias preocupadas por la salud infantil, el mensaje es claro: reducir los ultraprocesados no solo evita los tintes sospechosos, sino que mejora de forma integral la calidad de la alimentación.

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