La inteligencia artificial atraviesa un periodo de ajustes que afecta a inversores, empresas y gobiernos. Tras meses de entusiasmo desbordado, fallos técnicos, tropiezos comerciales y nuevas regulaciones han generado un clima de mayor cautela en los mercados y en el sector tecnológico.
Tropiezos de la inteligencia artificial en 2025
Durante 2024 y 2025, la narrativa global sobre IA giró en torno a promesas de transformación radical de la productividad. Sin embargo, en los últimos meses se acumularon episodios que enfriaron expectativas: modelos que entregan información errónea, productos con fallas técnicas y previsiones financieras que no se cumplieron. Estos factores han hecho que la confianza en el sector se modere y que el discurso sobre crecimiento ilimitado pase a una fase más prudente.
Regulación y costos
En Wall Street y Silicon Valley se perciben señales claras: las valoraciones en rondas de financiación se ajustan a la baja, los fondos priorizan retornos a corto plazo y los inversionistas exigen métricas más transparentes. A la par, los reguladores de Europa y Estados Unidos avanzan en marcos legales para controlar riesgos vinculados con la IA, lo que introduce más costos y complejidad a la hora de escalar proyectos.
En el plano técnico, muchas compañías descubrieron que integrar IA en sus flujos de trabajo es más costoso de lo previsto: desde la necesidad de datos depurados hasta la corrección constante de modelos que “alucinan”, además de los altos costos de cómputo.
Costa Rica: efectos mixtos
En Costa Rica y la región, el impacto es mixto. Empresas de servicios tecnológicos y centros de atención al cliente ralentizan sus planes de automatización, apostando por pilotos más pequeños y contratos con resultados medibles. Startups locales, por su parte, enfrentan un acceso más restringido a capital, mientras que universidades y especialistas fortalecen la formación en gobernanza y seguridad de modelos.
El empleo en inteligencia artificial
El empleo refleja la misma dualidad: a nivel global se observan ajustes de plantilla, pero en Costa Rica crece la demanda de perfiles que combinen capacidades técnicas con ética y compliance. A mediano plazo, el escrutinio podría favorecer soluciones más sostenibles y realistas, reduciendo la brecha entre expectativas y resultados.
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Expertos internacionales recomiendan no dar por concluida la era de innovación, pero sí prepararse para una fase de consolidación. El auge inicial de la inteligencia artificial cede espacio a un periodo de profesionalización, donde sólo los proyectos con valor probado y cumplimiento regulatorio tendrán futuro. Para empresas e inversionistas, la lección es clara: la IA ya no vive del entusiasmo, sino de la exigencia de resultados tangibles.
Fuente: elaboración propia con base en reportes internacionales.