El SS Medina: de 1914 a hotel flotante tras inversión de 18 millones

By Ana
3 Min Read

En 1914, dos años después del fatídico viaje del Titanic, salía del astillero de Newport News, Virginia, el vapor SS Medina. Casi un siglo y medio de historias después, ese casco centenario vuelve a cambiar de piel: un comprador privado adquirió lo que llegó a ser el barco de pasajeros activo más antiguo de los océanos y pagó 18 millones de dólares para convertirlo en hotel flotante. Como periodista tico que sigue la pista de proyectos culturales y turísticos, encuentro en esta transformación una mezcla de nostalgia marítima y turismo boutique que merece atención.

La trayectoria del SS Medina está llena de nombres y funciones distintas: fue vapor de pasajeros, quizás sirvió en convoys y cambió banderas y denominaciones a lo largo de su vida. Mantener a flote una embarcación de 111 años exige no solo cariño por la historia sino una inversión enorme en ingeniería, seguridad y permisos. La restauración que desembocó en un hotel respondió a la intención de preservar elementos originales como maderas, herrajes y la estampa de casco tradicional, a la vez que se incorporaron sistemas modernos de climatización, electricidad y salvamento para cumplir con las normativas vigentes.

El proyecto de hotel flotante se anuncia como una experiencia de turismo histórico: suites que conservan la curvatura de los camarotes, salones con vistas a la cubierta y espacios habilitados para exposiciones sobre la vida marítima del siglo XX. Con 18 millones de dólares de inversión, el enfoque fue doble: restauración patrimonial y adaptación a la oferta contemporánea de alojamiento boutique. Esto genera un dilema interesante para conservacionistas y actores del turismo: ¿hasta qué punto se puede modernizar un vestigio histórico sin desvirtuarlo? Aquí, la respuesta parece estar en la búsqueda de equilibrio entre autenticidad y comodidad, algo que los viajeros exigentes valoran cada vez más.

Para el público costarricense y centroamericano, la idea de hospedarse en un barco-hotel con tanta historia suena pura vida y un tanto tuanis, una alternativa distinta a los resorts tradicionales. Proyectos así suelen atraer a amantes de la historia, seguidores del turismo náutico y fotógrafos de viaje que buscan escenarios con alma y pasado.

Queda por ver cómo se integrará el SS Medina a rutas turísticas, si navegará ocasionalmente o quedará amarrado como museo-hotel. Lo cierto es que la inversión de 18 millones coloca al barco en una nueva vida comercial y cultural. Para quienes nos interesa la preservación y el turismo con valor histórico, casos como este son un recordatorio de que el patrimonio marítimo puede reinventarse sin perder su historia, siempre y cuando haya visión, fondos y respeto por las raíces. Pura vida, y que la cubierta conserve su historia para las próximas generaciones.

avatar de autor
Ana
Hola, soy Lucía Brenes, periodista costarricense apasionada por contar historias que conectan la vida cotidiana con el turismo, la gastronomía y las expresiones culturales de nuestra región. Me gusta explorar rincones auténticos, conversar con la gente local y compartir esas experiencias de una forma cercana y natural. A lo largo de mi carrera he escrito sobre viajes sostenibles, festivales culturales, tradiciones familiares y tendencias de estilo de vida que marcan la identidad costarricense y latinoamericana. Creo firmemente que cada relato, desde un café en San José hasta una exposición en Japón, puede abrirnos nuevas formas de ver el mundo.
Share This Article