🌐 CORTE DE INTERNET REVELA LÍMITES DEL PODER TALIBÁN

By Ryan
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apagón digital en Afganistán 2025

Durante 48 horas, apagón digital en Afganistán, Por orden del régimen talibán, más de 40 millones de personas quedaron incomunicadas, sin acceso a internet ni redes telefónicas. La medida provocó alarma internacional y expuso los límites del control autoritario en la era moderna.


Afganistán desconectado: silencio digital por 48 horas

El corte afectó tanto a las grandes ciudades como a zonas rurales. En cuestión de minutos, los afganos quedaron sin posibilidad de comunicarse con familiares, medios o el exterior.

El hashtag #AfghanistanBlackout se volvió tendencia mundial mientras organizaciones internacionales denunciaban la censura impuesta por los talibanes.

Varias ONG advirtieron que la desconexión buscó suprimir voces críticas, especialmente las de mujeres, periodistas y activistas. Sin embargo, el apagón terminó generando el efecto opuesto: una ola de solidaridad global y condena internacional.


Internet: símbolo de progreso bajo amenaza

Desde 2001, Afganistán había experimentado un crecimiento acelerado en conectividad. Internet permitió educación en línea, comercio digital y acceso a información, sobre todo para la juventud urbana.

El corte impuesto por los talibanes no solo afectó la economía, sino que rompió la frágil confianza en la posibilidad de un Afganistán moderno. Según expertos, la medida refleja un intento desesperado por controlar la narrativa y evitar la difusión de protestas o abusos.


Los límites del poder talibán

Paradójicamente, la censura dejó en evidencia la vulnerabilidad del régimen. En un mundo hiperconectado, mantener el silencio informativo es casi imposible.

Algunas comunidades lograron acceder a redes satelitales improvisadas, mientras que otras usaron dispositivos físicos —como memorias USB— para trasladar datos y mensajes.

El apagón también afectó la comunicación interna del propio gobierno, evidenciando que la desconexión digital puede ser un arma que se vuelve en contra del que la usa.


Un llamado a defender la conectividad

Lo ocurrido en Afganistán es un recordatorio de que el acceso a Internet es ya un derecho humano esencial. Cortarlo no silencia a la población; la enfurece.

Gobiernos y organismos internacionales han reiterado que limitar la comunicación es una violación a la libertad de expresión y una amenaza para el desarrollo.

Finalmente, el apagón afgano deja una lección: en la era digital, ni siquiera los regímenes más autoritarios pueden aislar completamente a su pueblo del resto del mundo.


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